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Las sindicalistas también son feministas

En 1995, Rosalba Calva Flores comenzó en el STINCA como secretaria de Trabajo, Prensa y Propaganda. Hacia 1997 fue secretaria de Finanzas, Actas y Acuerdos. En 2009 repitió en el primer cargo y en 2012 se convirtió en la secretaria general. Desde 2019 es secretaria general, organización, formación sindical y exterior.

Licenciada en administración por la UAM, inició su carrera sindical muy joven, lo cual aceptó “casi por influencia” de sus compañeras, pues no se sentía capaz de estar en el Comité Ejecutivo. Ignoraba las tareas y tenía miedo.

Pero logró formarse en el Frente Auténtico del Trabajo (FAT), organización a la que pertenece el STINCA y en donde fue coordinadora de Género Valle de México. Actualmente es integrante de la coordinación nacional.

El no ser madre le facilitó mucho su incorporación a la capacitación, pues “muchas mujeres que tienen la responsabilidad de los hijos no pueden dedicar tiempo al sindicato”. Asimismo, pudo dedicarle jornadas de trabajo muy largas, dependiendo de la coyuntura en las labores.

Desde su perspectiva, falta al sindicalismo mayor preparación de las mujeres y que se animen a participar en los Comités Ejecutivos:

“Sucede que muchas mujeres han llegado a los cargos y reproducen los patrones machistas como el autoritarismo, la descalificación, desvalorización de otras mujeres. Es comprensible porque hemos aprendido de modelos de liderazgo de hombres”.

Así, deben superarse los estereotipos, como creer que los puestos de liderazgo son para los hombres, porque se cree que las mujeres son subjetivas, emocionales, incapaces de tomar decisiones en bien de los sindicatos:

“A los comités ejecutivos les hace falta el rostro de mujer. Hoy vemos a líderes que se han eternizado en los cargos sin propiciar la democracia en sus organizaciones. Se dice que las mujeres no quieren participar, que no les interesa… estos son meros pretextos que les vienen muy bien a los hombres, perpetuándose en las dirigencias”.

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